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051009110759_9.gif (262880 bytes)Mitología Japonesa051009110759_9.gif (262880 bytes)

El shinto tradicional, en contraposición al shintoísmo del estado, se originó hace unos 2,000 años. Es la prístina religión del Japón, integrada profundamente en la cultura japonesa. Hacia el siglo III a.C., el país estaba constituido por una sola raza y unificado por una sola lengua, surgidas ambas de una larga etapa de diversidad cultural y racial (aunque la unificación política del Japón no se completaría, por obra de la familia imperial, hasta el siglo VI de nuestra era). Su nacimiento como nación coincidió con el principio del cultivo del arroz --su principal recurso hasta fechas muy recientes--, y el shinto consistía en ritos para impetrar buenas cosechas que, a la vez, mantenían unida a la comuniad. Este hehco, que hacía quel as personas fueran consideradas primariamente como miembros de una comunidad y no tanto como individuos, explica la supervivencia del shintoísmo a pesar de la poderosa influencia del budismo: téngase en cuenta que, a finales de la II Guerra Mundial, más del 70% de los japoneses eran agricultores.

La vida agrícola es dura, y requiere que la actividad esté coordinada con el cambio de estaciones.

El clima templado de la isla de Hinoshina, cercana a Hiroshima, es especialmente adecuada para la agricultura. al igual que en China -- pero todavía más aquí, donde la amenza de los movimientos sísmicos es una catástrofe natural más frecuente--, el mito tiene mucho que ver con el deseo de controlar la naturaleza y propiciar una buena cosecha Esta integración de las creencias del pueblo en la vida laboral de los hombres sigue dándose en las actuales empresas japonesas --es, por ejemplo, una práctica común construir pequeños santuarios shintístas en lo alto de los edificios de oficinas--, pero el moderno trabajo industrial no tiene la sensibilidad hacia la naturaleza y los cambios de las estaciones que requiere el cultivo del arroz. Una sensibilidad, sin embargo, que no debe entenderse como actitud romántica o valorativa de su belleza, sino como acomodación de la vida entera a los dictados de las estaciones. No es sorprendente, pues, que los conceptos de virtud en el shintoísmo se reflejen en el éxito o en el fracaso de la actividad agrícola. Las ideas de pureza, o claridad, y de impureza, o corrupción, son los conceptos fundamentales del shíntoismo; la palabra japonesa kegare, que es la que designa la impureza, viene de ke --el poder mítico que hace crecer las cosas--, y del sufijo gare, con el significado de privación o falta. Kegare, pues, es la carencia del poder que hace crecer las cosas (el arroz, en particular), con lo que la impureza se asocia a un crecimiento malogrado o fallido.

Cabeza de Haniwa, figurilla sepulcral del siglo VI de nuestra era La principal fuente del mito y la leyenda histórica del shinto es el Kojiki, o Historia de los hechos antiguos, completado en el año 712. Está dividido en tres libros, que tratan, respectivamente, de la vida con los dioses, de la vida con el hombre y los dioses, y de la vida del hombre sin dioses. Refiere asimismo los orígenes del clan imperial y de las principales familias. Hasta fechas recientes, el Kojiki ha merecido la consideración de libro sagrado. Muchos de sus relatos giran en torno a estos conceptos clave de pureza e impureza.

El héroe más popular del Kojiki es Yamato-takeru. Su historia se narra en el libro II, que versa sobre el hombre cuando se dispone a dejar el mundo de los dioses, y tien el tono melancólico característico de muchos relatos épicos japoneses.

Veamos un mito muy conocido en Japón: Cómo nació el Japón

El festival del Jidai en Kyoto incluye una procesión de casi cuatro kilómetros de longitud formada por grupos cuyas ropas reproducen los estilos del vestir desde fianles del siglo VIII al siglo XIX, con la que celebran la época en que Kyoto era la capital del imperio.Dos dioses, Izanagi e Izanami, recibieron el encargo de crear las islas, que llevaron a cabo colocándose de pie en el Puente Flotante celestial para bajar sobre el océano la Lanza de Piedras Preciosas y removerlo con ella. Batieron fuertemente las aguas saladas y, cuando levantaron la lanza de nuevo, la salmuera que goteó de su punta se amontonó y se convirtió en una isla. Después, Izanagi e Izanami bajaron del cielo, se casaron en la isla y erigieron en ella un pilara celeste y un espacioso palacio.

Al descubrir que sus cuerpos eran diferentes, Izanagi le preguntó a su esposa Izanami si querría engendrar la tierra. Y, cuando ella accedió, le sugirió: "Pues, entonces, pongámonos tú y yo a dar vueltas alrededor de este pilar celeste, y unámonos cuando nos encontremos". Tras varios fracasos, comenzaron a tener hijos, que son las islas del archipiélago japonés.

Cuando oran en un templo budista, los devotos queman también incienso Se han dado varias interpretaciones de este rito de dar vueltas en torno al pilar celeste. Los eruditos del período Edo tardío (del siglo XVIII a principios del XIX) veían en el pilar simplemente un símbolo del falo. Tiene claras similitudes con el mayo europeo, con el que la creencia popular espera capturar los poderes vitales latentes en el árbol, así como también con la antigua creencia japonesa de que, para convocar a los dioses que mroan en los cielos o en las altas montañas, son necesarias las pocesiones en to rno a grandes árboles.

Hasta que en el siglo XVIII el erudito Motoori Norinaga descubrió la importancia del Kojiki, este libro era considerado muy inferior al Nihon-shoki, otra recopilación de relatos completada en el año 720, ocho después de la aparición del Kojiki. el Nihon-shoki es en muchos aspectos más accesible que el Kojiki, puesto que sus historias están mejor definidas. Pero, en cambio, el Kojiki suscita en los lectores mayor simpatía por los mitos, aunque no le preocupen demasiado la coherencia y la lógica de los relatos que narra. Norinaga, sin embargo, vio precisamente en la sencillez e incoherencia del Kojiki un efecto buscado por los compiladores para recrear el sentimiento religioso de los antiguos a través de la cuidada organización de la prosa y la poesía. La afirmación de que lo importante es leer mitos con imaginación y con fe, mucho más que buscarles explicaciones.

El teatro no, cuyos origenes se remontan al periodo Heian (siglos VIII - XII), alcanzó sus cuoatas más altas en el siglo XIV, y todavía hoy es muy popular Cuando se escribió el Kojiki comenzaba a manifestarse en todo la profunda influencia de China. El sistema legal, las artes y la literatura se vieron fuertemente afectados. Por eso, mientras el budismo se difundía desde China y Asia a partir dle siglo VI y se convertía en la creencia dominante entre la aristocracia, resultaba fundamental salvaguardar lo esencial de la fe tradicional japonesa antes de que las influencias extranjeras acabaran imponiéndose. El libro, pues, proponía una imagen de la vida penetrada por un poderoso sentimiento de unidad del hombre con la naturaleza y la divinidad, y buscaba unir también al pueblo en la práctica de ritos sencillos. Buscaba asimismo suscitar la conciencia clara da la propia identidad presentando una imagen lúcida del pasado que pudiera superar aquella crisis nacional, semejante en algunos aspectos a la que hoy encara el Japón.

Y si la pureza (o la fuerza queh ace crecer) se ejemplifica en la historia de Yamato-takeru, el concepto opuesto de kegare o corrupción está ilustrado por el relato de la muerte de Izanami.
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Nota: Info. recopilada de la web.

 

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